Adelante

Para movernos hacia adelante tenemos que saber que no somos justos delante de Dios por ningún tipo de acción o buena obra que nosotros mismos hagamos. La biblia dice en   

"Isaías 64:6 ...y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia"

también en 

 "Romanos 3:23 NTV - Pues todos hemos pecado; nadie puede alcanzar la meta gloriosa establecida por Dios"

 

Jesucristo es la única esperanza, el verso que continua dice:

Romanos 3:24 -   Sin embargo, con una bondad que no merecemos, 

Dios nos declara justos por medio de Cristo Jesús, quien nos liberó del castigo de nuestros pecados.

Filipenses 3:9 NTV -  y llegar a ser uno con él. Ya no me apoyo en mi propia justicia, por medio 

de obedecer la ley; más bien, llego a ser justo por medio de la fe en Cristo. Pues la forma en 

que Dios nos hace justos delante de él se basa en la fe.

Otra cosa que no nos permite seguir hacia adelante es, el estar consientes del pecado

mas que del sacrificio que Cristo hizo en la cruz por nosotros

Hebreos 10:12 -Pero nuestro Sumo Sacerdote se ofreció a sí mismo a Dios como un solo sacrificio por los pecados, válido para siempre. Luego se sentó en el lugar de honor, a la derecha de Dios. 

Romanos 5:18 NTV  -   Así es, un solo pecado de Adán trae condenación para todos, pero un 

solo acto de justicia de Cristo trae una relación correcta con Dios y vida nueva para todos. 

La voz de la acusación también nos impedirá seguir hacia adelante 

Apocalipsis 12:10 NTV - Luego oí una fuerte voz que resonaba por todo el cielo: «Por fin han 

llegado la salvación y el poder, el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo. Pues el 

acusador de nuestros hermanos —el que los acusa delante de nuestro Dios día y noche— ha sido

lanzado a la tierra. 

Esa voz de acusación viene de muchas direcciones, del acusador (el diablo), otras personas y también de nosotros mismos. Muchas veces nuestro peor enemigo somos nosotros mismos, cuando no nos perdonamos. Debemos de tener mucho cuidado de no atribuirle al Espíritu Santo esa voz de culpa que nos acusa y nos hace sentir que no valemos nada cuando fallamos. El Espíritu Santo es nuestro defensor y nuestro ayudador, esa es su función, también nos recuerda lo valioso que somos para Dios, lo mucho que Dios nos ama. El permitirle a la voz del Espíritu dirigir nuestros pasos nos ayudara a seguir hacia adelante.